Debo confesarle, Monseñor, que, cuando me acerco a este reclinatorio y escucho el susurro de sus palabras, no puedo evitar sentir cómo su mirada atraviesa la celosía hasta encontrarse con mis ojos, resbala luego hacia mis labios y cae, como una cascada, hasta hundirse en el hueco de mis senos. Entonces me parece sentir que sus robustas manos los rodean y se deslizan después con premura hasta perderse entre mis muslos.
Exactamente igual que ocurre, Monseñor, cuando, sin apenas hacer ruido, se adentra en la alcoba, apaga la luz y se aproxima a mi cama.
Ricardo Reques, La Confesión. La Mirada Indiscreta. Microrrelatos nº 5. Asociación Cultural Mucho Cuento.2009.
Saludos Ricardo. Feliz andadura en la blogosfera literaria.
ResponderEliminarAlfonso
Eso, feliz andadura, compañero
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