El largo encierro

(Fragmento)



Treinta años han pasado desde que lo vi por primera vez, sentado en aquella silla, junto a la pared, alumbrado por la luz del tubo fluorescente del techo. Así lo vi entonces y así lo vi la última vez, sumido en sus lecturas que interrumpía sólo para levantar ligeramente la cabeza, musitar algo indescifrable mientras se acariciaba la barbilla y, después, tomar notas en un cuaderno gastado. 

Treinta años podrían parecer una larga condena para cualquiera que haya estado encerrado entre cuatro paredes, pero no cuando es uno mismo quien decide su encierro. Raimundo Valdezate entró un día en una biblioteca y no ha vuelto a salir nunca más de ella. Aquel día tomó una decisión irrevocable: en los libros de la vieja biblioteca de aquella facultad estaba todo lo que necesitaba saber, por eso decidió no salir nunca más de allí. Eso fue lo que me contó. Lo decidió así, sin más.

—Una noche me quedé leyendo, cerraron la biblioteca y nadie se dio cuenta de que yo estaba dentro. Lo hice, sin querer, no fue premeditado, simplemente estaba leyendo. Nada más. Pero aquella noche comprendí que no necesitaba salir de allí para ser feliz.

...




El largo encierro. Sobre vida universitaria. II Certamen internacional de relato breve de la Universidad de Córdoba. Finalista. 2009.

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