Tinta, de Fernando Trías de Bes

A veces, cuando menos lo esperas, llega a tus manos un libro que te cautiva y que no puedes dejar de leer hasta que llegas al final, hasta que lees la última frase que resume todo lo anterior: "Tinta por amor". En solo unas horas se puede leer Tinta de Fernando Trías de Bes pero su sabor permanece y, probablemente, su recuerdo sea difícil de borrar. Se trata de un emocionante homenaje a los libros y sucede a principios del siglo XX en la ciudad de Maguncia, a orillas del Rin, donde, en honor a Gutenberg, se celebra cada año, en la noche de San Juan, la Johannisfest, una fiesta que culmina con el bautismo simbólico de los impresores. Por la sencillez con la que está escrita esta novela corta y por la originalidad de sus personajes me recuerda en ocasiones a Baricco. El librero, el autor, el impresor, el corrector y el editor son personajes que viven buscando una razón, un motivo para explicar un suceso trágico que ha ocurrido en sus vidas del que no pueden huir y que se nos muestra a modo de flashback. Cada capítulo, como eslabones de una cadena, va relacionando a estos personajes que, desalentados, pensaban que los libros jamás podrían cambiar la vida de los hombres. Y en el primero y en el último de los capítulos del libro está ella, el personaje que cierra el círculo de una búsqueda que da sentido a la vida de sus protagonistas cuando se encuentran con Tinta, un libro de libros que contiene toda la magia de la palabra impresa.














Tinta
Fernando Trías de Bes
Seix Barral, Biblioteca Breve (2011)   

Instantes oníricos

Cuando entramos en el sueño, nuestra actividad fisiológica se ralentiza, disminuye nuestra capacidad de responder a estímulos externos y nuestro cerebro, bajo estados mentales inconscientes, comienza a configurar representaciones fantásticas a partir de retazos de lo cotidiano, El sueño es, por tanto, un modo de ampliar los límites de lo real. 
Inka Martí, hace una apuesta arriesgada mostrándonos el diario íntimo de sus sueños, su personal noctuario, y se muestra desnuda y bella. 
En este volumen editado por Atalanta se presenta una selección de sesenta y cinco sueños que, según comenta en el prólogo Jacobo Siruela, surgen del deseo de la autora por conectar con el mundo onírico. Y así, nada más despertar, sin abrir aún los ojos, se concentra para retener los detalles y las secuencias de los sueños y pesadillas que le han acompañado durante la noche. 
Es, por tanto, un testimonio veraz de sus sueños, una forma de mostrar una parte de su vida tan presente como el estado de vigilia y que cumple su función biológica como el comer o el amar. Así surgen imágenes improbables y sutiles como ver el microscópico plancton del que se alimenta un pez o salamandras en el agua con piel transparente a través de la cual ve palpitar su corazón. De hecho, la naturaleza está muy presente en sus sueños: paisajes abiertos, desbordantes e idílicos y parajes íntimos, inquietantes, claustrofóbicos donde vive una fauna variada, en ocasiones híbrida y monstruosa que con frecuencia es amenazante y, otras veces, le provoca una gran empatía. El miedo a la muerte, al encuentro con violadores, se contrapone a los momentos en los que predominan los estados de paz y sosiego. 
No se trata de un libro de poesía, ni tampoco son microrrelatos, aunque pudiesen parecerlo por su extensión; no se puede hablar de un libro de ficción porque no hay al menos esa intencionalidad literaria según se desprende del prólogo. Como en nuestros sueños cotidianos a veces no hay estructura, ni hay cambios de rumbo, ni desenlaces finales. Son microtextos descriptivos de instantes oníricos. La concisión es una característica predominante, igual que lo es el uso de un lenguaje sencillo y directo, sin artificios innecesarios pero que nos dejan un halo de inquietud ante lo que desconocemos.












Cuadernos de Noche
Inka Martí
Editorial Atalanta (2011)