La flor más grande del mundo- Saramago y Emilio Aragón





La flor más grande del mundo
José Saramago
Ilustraciones: João Caetano
Traducción: Pilar del Río
Alfaguara (2007)
Animación dirigida por Juan Pablo Etcheverry,
Ilustraciones de Diego Mallo y música de Emilio Aragón

Franz Kafka. El pueblo más cercano

          El pueblo más cercano 
Mi abuelo solía decir: “La vida es asombrosamente corta. Ahora, en el recuerdo, caigo de pronto en la cuenta de que, por ejemplo, a duras penas puedo comprender cómo un joven puede decidirse a cabalgar hasta el pueblo más próximo sin temer que, aparte de algún desafortunado accidente, el tiempo que dura la vida corriente y feliz no baste ni con mucho para hacer semejante recorrido”.
Franz Kafka. Un médico rural -Ein Landartzz- (1919).
F. Kafka. Ilustración de Robert Crumb.

Chéjov y la dama del perrito

Decía Gorki que cuando estaba en presencia de Chejov, éste le trasmitía, de forma inconsciente, un deseo de ser más sencillo, más sincero y más verdadero. Esta entrañable empatía la tenemos también sus lectores cuando leemos obras como La dama del perrito. Éste es un cuento con una trama sencilla de infidelidades e infelicidades, cargada de sentimiento y un cierto erotismo velado que, como otros relatos de Chejov, no tiene un final. 
Gúrov es un hombre casado y de naturaleza infiel que conoce a Anna una joven e inocente dama de ojos grises, también casada, que pasea con elegancia a su perrito blanco por las calles de Yalta durante sus vacaciones. Anna es infeliz en su matrimonio y por eso se deja seducir por el experimentado Gúrov. 
En medio de su idilio Gúrov se acerca a la sabiduría desde la contemplación de la belleza. 
“Sentado al lado de una mujer joven, que tan bella parecía a la luz del amanecer, con el ánimo sereno, anonadado por la visión de ese fastuoso panorama —el mar, las montañas, las nubes, el anchuroso cielo—, Gúrov reflexiona que en realidad, si se para uno a pensarlo, todo es bello en este mundo, salvo lo que nosotros mismos discurrimos y hacemos cuando olvidamos los fines supremos de la existencia y nuestra dignidad humana”. 
Con el final de las vacaciones cada uno debe regresar a su ciudad y ambos amantes se despiden pensando que ese adiós es definitivo, En una estación que olía a otoño ella se aleja con su maleta cargada de culpa y él piensa en volver al norte lleno de sentimientos confusos. 
“Estaba conmovido, triste, y se sentía algo arrepentido, pues esa mujer joven, a la que nunca volvería a ver, no había sido feliz a su lado…” 
Ya en Moscú, lejos de aquella bella mujer, Gúrov se da cuenta de que, por primera vez en su vida, se ha enamorado a pesar de su edad. Está tan desolado que va a buscarla a San Petersburgo, entra en el teatro al que ella asiste y el corazón se le encoge al verla de nuevo. A partir de ese momento comienzan sus dobles vidas con unos encuentros en los que Anna, llorosa, siente pesados remordimientos y Gúrov empieza a verse viejo sin saber si podrá elegir el destino que quiere. 
“…todo lo que era importante, interesante, indispensable para él, todo aquello en lo que se mostraba sincero y no se engañaba, aquello que constituía la esencia misma de la vida, transcurría a espaldas de los otros, mientras que todo lo que era mentira, el envoltorio en que se ocultaba para disimular la verdad,…., todo eso estaba a la vista”. 
En su modo de creación narrativa Chéjov se mantiene al margen de las historias que narra, explica la vida de los personajes sin estorbarlos, sin juzgarlos directamente, sin intentar dar lecciones morales, creando sólo fragmentos de historias cotidianas. Su prosa está libre de ornamentos, es directa y sencilla pero minuciosamente elaborada. La dama del perrito, una obra tardía, es un magnífico ejemplo de su modo de escribir y uno de mis cuentos preferidos. Además, esta cuidada edición ilustrada de Nórdica LIbros hace que el placer de su lectura sea aún mayor.




La dama del perrito (1899)
Antón Chéjov
Ilustraciones: Javier Zabala
Traducción: Víctor Gallego 


Julio Cortázar. Toco tu boca

Rayuela es un libro entrañable que da libertad al lector para elegir el orden de lectura. El capítulo siete es uno de los más hermosos de este libro y quizás uno de los más bellos de la historia de la literatura.

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua".






Rayuela
Julio Cortázar
Alianza Editorial, 1992

Cuentos de Rulfo

Las dos obras de Juan Rulfo, la recopilación de cuentos "El llano en llamas" y la novela "Pedro Páramo", me las regaló una amiga mexicana para evocarme imágenes mágicas que le recordaban su infancia y su país. Cuando las leí (estaba entonces en Milton Keynes cargado de nostalgia) me cambió la forma de entender la literatura. Han pasado muchos años pero no dejo de regresar a esos libros que, a pesar de su pequeño tamaño, siempre están en un lugar destacado de mi biblioteca.
Aquí dejo uno de sus cuentos narrado por él mismo:
No oyes ladrar los perros













Ediciones Cátedra, 1990