Vagones cargados de cuentos

El tren fue a dar en un terreno impracticable. Ligadas por la arena, las ruedas se gastaron hasta los ejes. Los viajeros pasaron tanto tiempo juntos, que de las obligadas conversaciones triviales surgieron amistades estrechas. Algunas de esas amistades se transformaron pronto en idilios, y el resultado ha sido F., una aldea progresista llena de niños traviesos que juegan con los vestigios enmohecidos del tren
Así es como, según cuenta el guardagujas de Arreola, nace la aldea de F. Y a partir de esa idea, cuatro autoras, con gran imaginación, inventan historias que siempre nos sorprenden. Eva Díaz Riobello, Isabel González González, Teresa Serván e Isabel Wagemann son Las Microlocas, las narradoras que dialogan entre sí para mostrarnos su capacidad de crear historias sugerentes, de reinterpretar las que, entre ellas, han ido urdiendo y conseguir conexiones sutiles. Al final de la lectura de estos microcuentos queda una idea intuitiva de cómo es su particular visión de la aldea de F. 
La aldea de F. se divide en cuatro apartados: La aldea, Uno de esos accidentes, Terreno implacable, y Traviesos. En total son 156 microcuentos que se complementan, se entrelazan, se apostillan, se apoyan y se construyen unos sobre otros. Siguiendo el rastro de Arreola, y a modo de retazos, nos muestran la vida de los habitantes de la aldea de F. ese ya mítico lugar que surge en el punto indeterminado en el que un tren se detiene para siempre. En la aldea las edades se suceden con amores, envidias, nostalgias, obsesiones, frustraciones, venganzas, ternuras y, a veces, esperanzas. En la aldea hay circos, bestiarios, amores de infancia, juventud y senectud, hay pasiones, sexo, odios y muerte. La fantasía, el realismo mágico y el humor inteligente, a veces macabro, son los pilares sobre los que se sostienen estos microcuentos. 
Clara Obligado nos tiene acostumbrados a magníficas antologías de microcuentos cuidadosamente seleccionados. Atenta a las semejanzas en las voces y estilos de las autoras y a sus inquietudes compartidas, ha sabido encontrar aquello que las une para hacer esta sugerente propuesta. Pero intentar averiguar la autoría de cada microrrelato (sin mirar las iniciales con las que los firman) es un ejercicio difícil. En ocasiones se pueden advertir voces muy personales de algunas de las autoras, tratamientos reconocibles pero, en otros casos, resulta casi imposible y esto se debe, probablemente, a la gran complicidad que debió de haber entre ellas durante el proceso creativo. Las Microlocas rescatan del olvido a los habitantes de la aldea de F. antes de que la arena devore sus últimos recuerdos y nos ofrecen una magnífica colección de microcuentos.







La aldea de F. 
Las Microlocas: Eva Díaz Riobello, Isabel González González, Teresa Serván e Isabel Wagemann
Prólogo: Clara Obligado
Ediciones punto de partida (2011)

1 comentario:

  1. Un libro sorprendente que merece la pena, de gran lirismo y potencia.

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