VirusTodo ocurrió como lo habían pensado. Un virus de diseño acabaría solo con un pequeño porcentaje de la población mundial, pero inocularía el miedo. Era la excusa perfecta para defender la necesidad de una vacuna. De forma sistemática inyectaron aquel suero a millones de personas: primero a nuestros abuelos, luego a nuestros padres. A los ocho meses comenzó el colapso de sus órganos. El humo de las incineradoras ensombreció el cielo durante meses.Nos prometieron un mundo mejor. Todo lo hicieron por nosotros —dijeron—, era la única posibilidad de sobrevivir. La sobrepoblación suponía la mayor amenaza a la vida en el planeta. Había que actuar de forma contundente, adaptarnos a un nuevo orden mundial. Solo quedamos niños y jóvenes junto a unos pocos mayores considerados por ellos mismos como necesarios y que fueron los que orquestaron todo aquello. Nos cuidaron durante años, crecimos y ahora solo vivimos para vengar a nuestros padres.
Ricardo Reques, Virus.
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