La enfermedad más deseada

A través del diario de Shigeru Igataki nos adentramos en una remota selva de Papúa-Nueva Guinea. En 1967, una expedición científica japonesa dirigida por el profesor Oshima va en busca de los hamulai para realizar un estudio antropológico de esta tribu melanésica casi desconocida, que ha permanecido prácticamente aislada desde hace cientos de años. Allí, Shigeru se enamora de Izumi Fukada, una atractiva estudiante de la Universidad de Osaka que va a ser el hilo conductor de toda la trama de la novela. Una simple espina clavada en la garganta de Shigeru al comer pescado motiva que unos días más tarde tome una decisión, en apariencia intrascendente, que cambiará para siempre su vida. Izumi enferma y tras varios días de padecimiento, una mujer nativa le dice que tome unas plantas con flores amarillas, conocida como eletu, con las que se recupera en pocas horas. Por una carta de un misionero católico que colabora en la expedición sabemos que Izumi, unos años más tarde, se ha casado con Shigeru, si bien sigue enferma y necesita periódicamente tomar eletu. Un informe de un detective, redactado veinte años después de la expedición, detalla los pormenores del abandono de Izumi ―que se mantiene insoportablemente hermosa― a su marido, al que desprecia por su falta de ambición, y su traslado de residencia con su médico y amante a Los Ángeles. Mediante el testimonio de una secretaria se nos revela el misterio que envuelve a la enfermedad de Izumi y de los hamulai, que poco tiene que ver con el puro interés antropológico que investigaba Oshima.
El Imperio de Yegorov, obra con la que Manuel Moyano ha logrado ser finalista del Premio Herralde de Novela 2014, sorprende por su original estructura. Se articula sobre una serie de documentos que va desmarañando toda la trama: diarios, cartas, informes policiales, interrogatorios, grabaciones, correos electrónicos, comentarios de blogs, testamentos, noticias e incluso el prospecto de un fármaco. Hay elementos característicos de la novela de aventura, policiaca y de ciencia ficción. En este juego literario audaz, que alcanza a la propia reseña biográfica del autor, hasta el índice onomástico y el título son reveladores. Casi medio centenar de personajes desfilan por esta novela en la que cada elemento es relevante, calibrado y medido, al igual que sucede en los mejores cuentos de Moyano, género que cultiva con enorme maestría. 
El relato termina en el año 2044 y se nos presenta un futuro no deseable cuando el secreto que durante tanto tiempo ha pertenecido en exclusiva a los hamulai ha logrado transformar para siempre el mundo. Se trata de una historia de ambición, de codicia, de amor y desamor, una búsqueda para detener el paso del tiempo en la belleza. Pueden encontrarse antecedentes en la Epopeya de Gilgamesh, en Oscar Wilde, en Virginia Woolf, en Borges, en Asimov o Saramago, entre otros, pero Moyano con nuevos recursos le da un giro posmoderno. En sus páginas, cargadas de ironía, hay una crítica mordaz y satírica de nuestra sociedad en la que la apariencia física está sobrevalorada y se elogia excesivamente la juventud. Una lectura deliciosa, cargada de sorpresas, que nos hace disfrutar como sólo lo consigue la buena literatura.







El imperio de Yegorov
Manuel Moyano

Editorial Anagrama, 2014

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