Agradecimiento
Hortensia Salazar recogió de la tintorería el abrigo rojo que días atrás había dejado para limpiar, el abrigo traía en su bolsillo izquierdo una pequeña carta dirigida a ella, se le invitaba a acudir a una misteriosa cita en la playa, el martes doce a las tres de la tarde.La dama picada por la curiosidad acudió a la cita y esperó por espacio de tres largas horas, cuando cansada e indignada se disponía a marcharse, un niño le entregó otra carta de color verde, en ella, el misterioso personaje, que firmaba con las iniciales A. Z. se excusaba por no haberse presentado y le volvía a convocar para dentro de siete días en los jardines de la catedral.Hortensia Salazar guardó fidelidad ininterrumpida durante más de veinte años a los sucesivos requerimientos a pesar de que a ellos jamás acudió nadie.Gracias a la diversidad geográfica de las citas, la paciente dama llegó a conocer perfectamente todos los rincones de su ciudad, y cuando murió ya centenaria, lo hizo quedando profundamente agradecida a aquel desconocido que durante tantos años había llenado su vida, manteniendo viva en ella la llama de la pasión por lo ignoto e inasequible.
Julia Otxoa, Agradecimiento.
Julia Otxoa