Momentos creativos

No es fácil encontrar en la historia de la literatura narradores precoces capaces —como hiciera Rimbaud con su poesía o Mozart con su música— de crear obras geniales en plena adolescencia. Más bien parece que el cuentista y el novelista consiguen sus grandes obras tras un largo proceso de aprendizaje, de disciplina y acaso una alta dosis de tenacidad. A los veinte años Kafka ya tenía escritos de cierta envergadura, a los veinticinco publicó sus primeros relatos, pero es alrededor de los treinta cuando su obra se hace más sólida y escribe algunos de los textos más relevantes que continuarán hasta su temprana muerte. El propio Vila-Matas confiesa en Fuera de aquí que, con treinta años, tras haber publicado cuatro libros y apenas recién iniciada su obra, pensó en dejar de escribir. Pero esa decisión que, afortunadamente no llegó a tomar, llevaba implícita una acción creativa que le conduciría a configurar su particular mundo literario. A partir de los treinta o cuarentas años parece que disminuye la reorganización de las neuronas implicadas en funciones como el aprendizaje, la consolidación de conocimientos o determinadas pautas emocionales. Por eso se dice que el máximo apogeo de nuestra creatividad está en torno a esa edad y es en ese momento cuando se generan las ideas más importantes de nuestro desarrollo cultural. No es casual entonces que, al igual que le ocurrió a Kafka con trabajos que más tarde concluiría, en ese momento surgiera en Vila-Matas la idea de hacer su catálogo de bartlebys aunque lo escribiese mucho después. Esta demora, en la que hay un largo proceso de maduración, es frecuente en muchas grandes obras literarias pero la génesis de estos grandes proyectos suele estar alrededor de esa edad que ahora nos parece joven.
El libro que nos ocupa es una antología que reúne algunos de los mejores fragmentos de novelas y relatos de catorce narradores menores de treinta años con una trayectoria en narrativa muy definida y, en muchos casos, avalada por importantes premios. Más que la edad actual de los escritores quizás habría que fijarse en la edad con la que publicaron estas piezas que ronda de media los veintiséis años, siendo el más precoz Julio Fuertes Tarín cuyo relato fue premiado cuando tenía veinte años. Es una muestra —como defiende Juan Gómez Bárcena en su magnífico prólogo— de que en España algunos escritores jóvenes hacen una literatura de gran calidad. Los estilos y los intereses de los autores son necesariamente heterogéneos. Aquí se habla de las relaciones familiares, de la infidelidad, de la inadaptación social, de las obsesiones y de la soledad. Hay textos deliciosamente irreverentes, otros con fuerte carga poética y otros en los que abunda la ironía, el cinismo o el humor abierto. Descubrir autores jóvenes que son capaces de desplegar un gran talento narrativo nos hace presagiar un futuro prometedor para nuestra literatura. Ahora no podemos aventurar cuántos de ellos tendrán la convicción de ser escritores, cuántos perseveraran en su empeño, cuántos contarán con el apoyo de las editoriales; pero, lo más probable es que en un futuro próximo podamos seguir disfrutando de la lectura de grandes obras escritas por alguno de los autores o autoras que participan en esta antología.




Bajo treinta
Guillermo Aguirre , Víctor Balcells, Matías Candeira, Cristian Crusat, Irene Cuevas, Aixa de la Cruz, Jenn Díaz, María Folguera, Julio Fuertes, Marta González Luque, Cristina Morales, Aloma Rodríguez, Almudena Sánchez, Juan Soto Ivars.
Prólogo y selección de textos: Juan Gómez Bárcena
Salto de Página, 2013

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