El regreso de Simbad

Un viaje para recuperar los sueños de la infancia

En su segundo viaje, Simbad el marino llegó a una isla con estrechos valles repletos de piedras preciosas y serpientes gigantescas donde, además, habitaba el ave Roc, una inmensa rapaz que alimentaba a sus polluelos con elefantes. Ese lugar podría ser, según Jordi Esteva, Socotra, una isla perdida en el Océano Índico, aislada por su escarpado litoral y unos vientos hostiles que han dificultado siempre la llegada de barcos. 
Contaba Marco Polo que en Socotra se encontraban los mejores magos del mundo capaces de hacer hechizos y brujerías que no debían ser descritos en su libro. Decía que con sus encantamientos podían impedir que los barcos abandonasen la isla invirtiendo la dirección de los vientos o provocar grandes tempestades. 
Con esos atractivos antecedentes y cumpliendo un sueño infantil llega a Socotra Jordi Esteva, escritor y fotógrafo barcelonés que siempre ha querido perseguir los mitos escondidos en las culturas orientales y africanas y, a su regreso, igual que hizo Simbad, nos cuenta en su libro Socotra, la isla de los genios, editado por Atalanta (2011), su extraordinaria aventura. 
Los que hemos tenido la fortuna de viajar por países árabes fuera de las rutas turísticas conocemos la grata y desinteresada hospitalidad de sus gentes. A Jordi Esteva le acompañan hombres sencillos y amigables, de ojos negros y expresivos, que comparten con él momentos inolvidables y le cuentan historias mágicas. Su guía es Abdelwahab, nieto del último sultán de Socotra, gran conocedor de las costumbres de su pueblo y sensibilizado con las riquezas únicas de su tierra. 
Socotra siempre fue conocida por su ámbar gris, por los antaño preciados árboles del incienso y de la mirra, por los dragos cuya savia roja era conocida como sangre del dragón. En una isla tan apartada del continente, el aislamiento propicia la evolución de formas únicas y da origen a raros endemismos de fauna y flora. Dejándose hechizar por esos paisajes antiguos y únicos, por esas gentes, Jordi Esteva inicia un viaje interior a territorios poco explorados que le lleva a reflexionar sobre el pasado, sobre los valores importantes en la vida y con frecuencia se retrotrae a su infancia cuando soñaba viajes leyendo los libros y revistas que le mostraban las maravillas del mundo. Por momentos el autor podría estar en cualquier época; en Socotra la tecnología aún no ha irrumpido con fuerza, ni siquiera los coches son de utilidad en un paisaje tan agreste y siente tristeza al pensar que quizá todo eso se perderá dentro de poco tiempo. 
El hombre del fuego es el que le abre las puertas de lo más antiguo de aquel mundo donde están presentes las creencias preislámicas, con genios (yins) y magos, con mujeres que muestran su rostro mestizo y bello y dejan que el viento juegue con su melena, donde sus pobladores utilizan una lengua antigua y extraña y sienten el placer de contar y escuchar historias al calor de una hoguera. Historias que se enlazan, bajo las estrellas, a través de distintos personajes como en Las Mil y una Noches
Socotra, la isla de los genios”, cuyo texto viene acompañado por magníficas fotografías del autor, es un libro muy recomendable, un ejemplo de la verdadera literatura de viajes que nos habla del paso del tiempo, de las amenazas de la globalización, de otras culturas, de la forma en la que nuestro mundo se aparta de sus orígenes y de la naturaleza, de los mundos que desaparecen y de las leyendas que mueren cuando ya no hay nadie que las sepa repetir. El viaje termina en los altos de al-Haggar llamando a gritos al ave Roc en cuyas garras voló Simbad y los que leímos de niños sus aventuras para transportarnos a mundos de ilusión.














Socotra, la isla de los genios
Jordi Esteva
Atalanta (2011)