El océano en Galicia nunca está en silencio y el viento, como en los cuentos de Lovecraft, aúlla misterioso. Marcos Fontana es un escritor de Barcelona que emprende un viaje por la costa norte de Galicia para recorrer los faros, desde Estaca de Bares hasta Fisterra, y escribir por encargo sobre ellos. Es un viaje que inicia con cierto desánimo, en el que el reflujo del mar le empuja a recordar su infancia, a redescubrir los rincones en los que ha pasado repetidamente sus vacaciones estivales. El azar juega un papel relevante en su periplo. En la primera parte, dedicada al viaje propiamente dicho, el protagonista está acompañado por Fiz, un escarabajo rinoceronte de mirada inquisitiva. En cada parada el narrador se maravilla del paisaje, de la fuerza del mar frente a la fragilidad humana y reflexiona sobre la estupidez del hombre que contamina y destruye insensiblemente aquellos espacios únicos observados desde hace miles de años por los dólmenes ubicados en lugares estratégicos. La lluvia —el inevitable orvallar— y la niebla acompañan al viajero, igual que el sonido de las gaviotas o la imagen de los cormoranes pescando. La historia, los mitos y la gastronomía del territorio que recorre quedan reflejados en estas páginas con multitud de guiños al cine y a la literatura fantástica, donde no faltan sorpresas cargadas de humor y una constante actitud cínica.
Los faros, como en un cuento de Bradbury, también atraen a los monstruos ocultos tras la niebla. En la segunda parte, después de acudir al funeral de un familiar, el protagonista decide quedarse en una casa que conoce desde niño y que ahora pertenece a su prima. Su intención es terminar de escribir allí el libro pero ahora es la curiosidad la que le lleva a embarcarse en un nuevo viaje, esta vez hacia su propio pasado, para recuperar una memoria familiar envuelta por el horror que trajo la Guerra Civil. Fontana mira al pueblo de Ares con extrañeza, con un barniz de irrealidad, explora las costumbres y el comportamiento de la gente en los largos momentos de procrastinación animados con orujo. Las pozas que se forman junto al mar, con camarones y anémonas que mecen sus tentáculos, pueden ser ventanas a las que asomarse para rememorar una infancia casi olvidada. Entre unas cajas llenas de trastos viejos encuentra fotografías y un diario de su abuelo fascista que hacen regresar a los fantasmas. La confirmación de haber tenido un abuelo tan alejado de sus convicciones éticas y políticas le sirve para indagar en sus orígenes y muestra su repulsa al adoctrinamiento y la sinrazón. Intenta quizás evitar la desmemoria y sacar de su cabeza espectros de su pasado que le perturban. Pero además, en un juego metaliterario, nos muestra los conflictos del escritor con su propia obra y hace una lúcida crítica contra la literatura de la mediocridad.
David Roas
Editorial Candaya, 2013
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