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Historia de lo fantástico

La editorial Iberoamericana-Vervuert, especializada en libros académicos de humanidades, ha publicado con gran acierto Historia de lo fantástico en la cultura española contemporánea (1900-2015). Dirigido por David Roas, el volumen está articulado en catorce capítulos —escritos por diferentes investigadores vinculados al Grupo de Estudios sobre lo Fantástico de la Universidad Autónoma de Barcelona― en los que se hace un amplio recorrido historiográfico por diversas manifestaciones de lo fantástico ―narrativa, teatro, televisión, cine y cómic― en los últimos 115 años, abarcando desde el modernismo hasta la actualidad. Es interesante el análisis transversal que se hace en los diferentes capítulos de la interconexión entre estas formas de ficción.
Este libro tiene algo de reivindicativo al mostrar por primera vez el verdadero valor de lo fantástico en nuestra cultura que, a pesar de no poder compararse con la posición predominante que tradicionalmente se le ha dado al realismo, no se puede obviar su notoria influencia en grandes obras de ficción. Tampoco se puede negar una ya larga tradición de autores interesados en esta forma de expresión —aunque con una presencia casi subterránea y muy relacionada, durante un tiempo, con autores exiliados — ni la existencia de un público fiel y cada vez más numeroso. Esto ha dado lugar a un cambio de percepción que en la actualidad se ve reflejado no solo en su visibilidad con el auge de autores —a partir de la década de los 60 y aún más en los 80— que centran su trabajo creativo en lo fantástico, sino también en el propio interés académico con un incremento considerable del número de estudios rigurosos y sistemáticos sobre esta temática. 
A pesar de ser un tratado de investigación Historia de lo fantástico tiene una estructura que lo hace accesible a un público generalista interesado en los temas tratados y aporta multitud de datos que pueden ser consultados. En los diferentes capítulos se hace una minuciosa recopilación, selección y análisis crítico de una información que hasta ahora estaba muy dispersa y se logra dar una visión global justificada con numerosas referencias bibliográficas.
Lo fantástico se define como una irrupción de algo imposible en la realidad cotidiana ―no solo del personaje que lo protagoniza, sino también del lector― creando una perplejidad y una inseguridad ante lo inexplicable. Esto lo diferencia de otras formas de ficción cercanas con las que a veces hibrida como pueden ser los mundos maravillosos, el realismo mágico, la ciencia ficción, las historias de hadas o de terror. Ese es el marco conceptual de este volumen que engloba también la evolución de la propia definición de lo fantástico y la influencia de autores principalmente de habla inglesa: desde el dominio de lo legendario y su concepción para imaginar excepciones a las leyes científicas conocidas hasta el cuestionamiento de la realidad y la relación del sujeto con ésta en ambientes cotidianos. Incluso, en narrativa y en cine, pero sobre todo en teatro lo fantástico en ocasiones se utiliza como un recurso que, de algún modo, logra mimetizar la realidad social y se convierte en una herramienta para hacer crítica, más o menos soslayada, de los sistemas políticos.
Se pueden destacar los capítulos referidos a análisis comparados absolutamente inéditos en nuestro país como es el de la presencia de lo fantástico en televisión. En todos los casos hay una profundización y una visión global hasta ahora sin precedentes en los estudios sobre lo fantástico en cualquiera de sus manifestaciones. En el caso del teatro, de la televisión y del cómic son muy escasos los estudios previos, mientras que el número y calidad de trabajos sobre lo fantástico en el cine y, sobre todo, en narrativa es significativamente mayor. 
El estudio de la evolución del discurso de lo fantástico en los diferentes periodos estudiados —las poéticas dominantes―, su interdependencia entre las distintas formas de expresión de ficción, junto con la influencia que todo ello ha tenido de la «cultura fantástica» de otros países, es quizás el mayor logro de este volumen. Historia de lo fantástico es un libro de gran interés que, por la cantidad de información recogida en sus páginas, ya es de consulta obligada para todo aquel que quiera profundizar en el significado y la influencia de lo fantástico en la cultura española del último siglo.










Historia de lo fantástico en la cultura española contemporánea (1900-2015).
David Roas (Dir.)
Iberoamericana-Vervuert (2017).

Bienvenido a Incaland, de David Roas

Le ocurría a Don Quijote que, con mucha frecuencia, en sus andanzas tropezaba con lo desconocido, con lo extraño, incluso aunque al resto de la gente le pareciese algo vulgar y cotidiano. Eso le permitía en ocasiones adivinar lo absurdo del mundo, su desorden y hasta atisbar lo fantástico en lo más insospechado. Ese descubrir lo que nadie ve, ese observar el entorno con mirada disparatada, le ocurre también al viajero que en Bienvenidos a Incaland —publicado por Páginas de Espuma— nos describe su periplo por Perú. Se trata de un libro de viajes atípico, narrado mediante relatos y anécdotas reales o ficticias, con vivencias y experiencias casi extremas, donde el humor es su mayor protagonista. David Roas es un observador meticuloso capaz de fotografiar con palabras instantes en los que emerge lo extraño de forma inesperada; es un buscador de lo insólito, aunque sea imaginado, aunque sea inducido por la alucinación.
El recorrido tiene tres paradas: Lima, Cusco y Machu-Picchu. Su primera experiencia con el caótico tráfico limeño le hace replantearse algunas leyes físicas elementales. De noche, en cambio, el fragor de la ciudad desaparece y sus calles pueden convertirse en un peligroso laberinto con una presencia inquietante. En otro momento, a pesar de su estado etílico entra en un museo con unos colegas y, de forma no premeditada pero coordinada, roban una máquina de escribir con la que Vargas Llosa escribió algunas de sus primeras obras. Las experiencias que el narrador tiene en Cusco son aún más extrañas, y su afán por no parecer un turista le hace asumir la posible existencia de zombis e incluso tiene una visión alucinatoria de un importante y triste episodio de la historia. Por último, en su visita a Machu Picchu, el viaje, lleno de imprevistos, depara más sorpresas que la propia meta. Y en medio de este peregrinaje que el mismo narrador califica de delirante, hay sueños eróticos, descripciones sobre la gastronomía local, abundan las referencias a autores de la literatura fantástica y son continuas las alusiones a películas de cine y a la música. El viaje, explica Fernando Iwasaki en el prólogo, está muy presente en la obra de Roas. Sin embargo, su mirada es distinta a la que se puede esperar de un turista, y no sólo por su carácter escéptico e irreverente —que le lleva a buscar las diferencias entre dos culturas para reírse por igual de ambas—, sino por la excentricidad de la forma de observar lo que hay a su alrededor otorgando un valor preferente a lo tangencial. Decía Magris que viajar no quiere decir solamente ir al otro lado de la frontera, sino también descubrir que siempre se está en el otro lado. Para David Roas ese otro lado es el irreal, a veces el surreal.









Bienvenidos a Incaland
David Roas

Páginas de Espuma, 2014

Abismos del pasado

El océano en Galicia nunca está en silencio y el viento, como en los cuentos de Lovecraft, aúlla misterioso. Marcos Fontana es un escritor de Barcelona que emprende un viaje por la costa norte de Galicia para recorrer los faros, desde Estaca de Bares hasta Fisterra, y escribir por encargo sobre ellos. Es un viaje que inicia con cierto desánimo, en el que el reflujo del mar le empuja a recordar su infancia, a redescubrir los rincones en los que ha pasado repetidamente sus vacaciones estivales. El azar juega un papel relevante en su periplo. En la primera parte, dedicada al viaje propiamente dicho, el protagonista está acompañado por Fiz, un escarabajo rinoceronte de mirada inquisitiva. En cada parada el narrador se maravilla del paisaje, de la fuerza del mar frente a la fragilidad humana y reflexiona sobre la estupidez del hombre que contamina y destruye insensiblemente aquellos espacios únicos observados desde hace miles de años por los dólmenes ubicados en lugares estratégicos. La lluvia —el inevitable orvallar— y la niebla acompañan al viajero, igual que el sonido de las gaviotas o la imagen de los cormoranes pescando. La historia, los mitos y la gastronomía del territorio que recorre quedan reflejados en estas páginas con multitud de guiños al cine y a la literatura fantástica, donde no faltan sorpresas cargadas de humor y una constante actitud cínica. 
Los faros, como en un cuento de Bradbury, también atraen a los monstruos ocultos tras la niebla. En la segunda parte, después de acudir al funeral de un familiar, el protagonista decide quedarse en una casa que conoce desde niño y que ahora pertenece a su prima. Su intención es terminar de escribir allí el libro pero ahora es la curiosidad la que le lleva a embarcarse en un nuevo viaje, esta vez hacia su propio pasado, para recuperar una memoria familiar envuelta por el horror que trajo la Guerra Civil. Fontana mira al pueblo de Ares con extrañeza, con un barniz de irrealidad, explora las costumbres y el comportamiento de la gente en los largos momentos de procrastinación animados con orujo. Las pozas que se forman junto al mar, con camarones y anémonas que mecen sus tentáculos, pueden ser ventanas a las que asomarse para rememorar una infancia casi olvidada. Entre unas cajas llenas de trastos viejos encuentra fotografías y un diario de su abuelo fascista que hacen regresar a los fantasmas. La confirmación de haber tenido un abuelo tan alejado de sus convicciones éticas y políticas le sirve para indagar en sus orígenes y muestra su repulsa al adoctrinamiento y la sinrazón. Intenta quizás evitar la desmemoria y sacar de su cabeza espectros de su pasado que le perturban. Pero además, en un juego metaliterario, nos muestra los conflictos del escritor con su propia obra y hace una lúcida crítica contra la literatura de la mediocridad.











La estrategia del koala
David Roas

Editorial Candaya, 2013

Visión de lo fantástico

Para alguien que viene del mundo ciencia siempre es grato encontrarse con estudios literarios como el que presenta David Roas en un ensayo recientemente publicado por Páginas de Espuma donde, de modo sistemático, se disecciona y analiza con claridad y precisión cada uno de los componentes del género fantástico. Lo fantástico en la literatura, pero también en el cine, o en el cómic es una categoría estética que refleja el conflicto entre lo real y lo imposible. Hay cuatro conceptos claves con los que el autor vertebra su argumentación: la realidad, lo imposible, el miedo y el lenguaje. La realidad es lo cotidiano, lo que nos parece normal y sólo cuando entra en ella un componente que la subvierte se produce lo fantástico. Esto le sirve al autor para diferenciar la literatura fantástica de otros géneros próximos como, por ejemplo, la literatura de mundos paralelos maravillosos, la ciencia ficción o el realismo mágico donde no hay tal subversión porque lo extraño se acepta con naturalidad, como parte de la realidad reconocida. Por eso, el segundo elemento, lo imposible, es determinante como definitorio de este género. Lo fantástico no puede funcionar sin la presencia de lo imposible percibida como tal por los personajes y por el lector. El miedo metafísico, la impresión amenazante de una realidad que deja de funcionar, es otro factor que caracteriza lo fantástico, que lo hace divergir de todo aquello que no causa asombro inquietante en los personajes. Por último, el lenguaje y sus límites juegan un papel decisivo en la construcción realista y verosímil del espacio por el que se mueven los personajes antes de que irrumpa un fenómeno insólito y perturbador. El lenguaje debe ser capaz de transmitir lo indecible. 
Una vez sentadas las bases de su definición, Roas dedica el último capítulo a analizar lo fantástico en la posmodernidad, iniciando su discusión con el caso particular de Kafka donde la excepción es aceptada por los personajes y pasa a ser una regla del funcionamiento de su mundo, lo que hace que no encaje estrictamente en la definición de fantástico. Continúa con ejemplos esclarecedores de grandes autores de nuestro panorama literario postmoderno que son referencia en el género como Cristina Fernández Cubas, José María Merino o Juan José Millás, entre otros grandes maestros. El escepticismo postmoderno rompe con el cuento fantástico tradicional e introduce elementos que perturban la cotidianidad de nuestra realidad ayudándose en ocasiones del humor y la ironía para reforzar sus efectos. 
Con el ensayo Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico, David Roas, profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha obtenido el Premio Málaga de Ensayo 2011. Es un estudio brillante, arriesgado y esclarecedor que se presta a la discusión y nos acerca más a este apasionante género que en la literatura hispana no ha suscitado la atención que históricamente ha tenido en los países de habla inglesa.











Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico
David Roas

Editorial: Páginas de Espuma (2011)

Distorsiones de David Roas

Parece que la literatura fantástica va estrechamente ligada al cuento más que a ningún otro género literario. Y es que en el cuento, la brevedad juega a favor de la sorpresa. Un buen ejemplo del cuento fantástico actual lo encontramos en el libro Distorsiones de David Roas. El volumen lo conforman veintinueve cuentos en los que predominan los personajes solitarios, cargados de obsesiones y, en cierto modo, frustrados, apartados de una sociedad que no ve lo que ellos ven, que no siente como ellos sienten. Todos los relatos parten de una realidad cotidiana a la que se añaden elementos que la distorsionan hasta sumergirla en mundos de irrealidad; unos mundos fantásticos que pueden ser, a veces, claramente patológicos y, otras, tocar los espacios del surrealismo pero siempre están enmarcados por un sutil sentido del humor.
La primera parte, con el título de Espejismos, la componen veinte cuentos cargados de ingenio. Allí podemos encontrar, entre otras historias, la cautivadora obsesión que produce la visión de una casa en medio de un trayecto de tren, las elucubraciones cargadas de envidias de un astronauta que no ha sido llamado para la gloria, la naturalidad con la que un joven militar alemán vive el más crudo de los espantos, cómo una simple cortina de un avión puede separar el placer del horror, el enterrador de un cementerio que sólo contabiliza los años buenos que han vivido las personas sin importarle sus años biológicos, la vida anodina de una chica que tiene una revelación al leer un artículo en la prensa sensacionalista, la risa inquietante de un bebe que aún no ha nacido, realidades que se desdoblan, pactos con el diablo firmados desde la indiferencia, muertos —un adulto y un niño— a los que nadie les ha advertido de su nuevo estado, deseos reprimidos ante un vendedor de esperanzas, la realidad sin sentido de un montañista que sufre una insólita metamorfosis o la historia de un hombre que al entrar por la puerta de su casa se ve de nuevo en la calle.
En la segunda parte, bajo el título Asimetrías se presentan nueve microcuentos entre los que predomina el tema de la muerte y la incierta relación, cargada de temor a lo desconocido, entre lo vivo y lo muerto. Con ingeniosos puntos de vista, pero siempre con un toque jocoso y de fina ironía, regresamos a las leyendas de vampiros cuando se hacen realidad en la mente de un niño, advertimos la imposible comunicación entre  espíritus o fantasmas con nuestro mundo, descubrimos la apacible ruptura que la muerte puede provocar en una insistente rutina o asistimos a la celebración familiar de una muerte anunciada. Completan esta colección cuatro brillantes microcuentos surrealistas donde los personajes narradores se ven sorprendidos por una extraña lluvia de una tarde calurosa, la inquietante luz que desprende una casa dibujada, la insólita coincidencia de un número de habitación en diferentes hoteles o la genial contemplación de un espejo que refleja una imagen retrasada.
La solución de cada cuento, siempre imaginativa y sorprendente,  puede estar escondida en una sola frase que da un vuelco al relato, un giro con el que toma un sentido diferente al esperado. 














Distorsiones 
David Roas
Páginas de Espuma, 2010