A veces, cuando menos lo esperas, llega a tus manos un libro que te cautiva y que no puedes dejar de leer hasta que llegas al final, hasta que lees la última frase que resume todo lo anterior: "Tinta por amor". En solo unas horas se puede leer Tinta de Fernando Trías de Bes pero su sabor permanece y, probablemente, su recuerdo sea difícil de borrar. Se trata de un emocionante homenaje a los libros y sucede a principios del siglo XX en la ciudad de Maguncia, a orillas del Rin, donde, en honor a Gutenberg, se celebra cada año, en la noche de San Juan, la Johannisfest, una fiesta que culmina con el bautismo simbólico de los impresores. Por la sencillez con la que está escrita esta novela corta y por la originalidad de sus personajes me recuerda en ocasiones a Baricco. El librero, el autor, el impresor, el corrector y el editor son personajes que viven buscando una razón, un motivo para explicar un suceso trágico que ha ocurrido en sus vidas del que no pueden huir y que se nos muestra a modo de flashback. Cada capítulo, como eslabones de una cadena, va relacionando a estos personajes que, desalentados, pensaban que los libros jamás podrían cambiar la vida de los hombres. Y en el primero y en el último de los capítulos del libro está ella, el personaje que cierra el círculo de una búsqueda que da sentido a la vida de sus protagonistas cuando se encuentran con Tinta, un libro de libros que contiene toda la magia de la palabra impresa.
Tinta
Fernando Trías de Bes
Seix Barral, Biblioteca
Breve (2011)
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