Lo que primero llama la atención de esta cuidada edición de Siruela es la portada, en la que se reproducen textos manuscritos de Robert Walser con una elegante y minúscula letra, ordenada de modo uniforme y visualmente estética.
Aquí hay páginas que parecen escritas sin ningún objetivo, sin ninguna meta, que están escritas por el mero placer de escribir. Es una prosa serena, tímida y brillante, a veces hermética, que se sucede párrafo tras párrafo, divagando página tras página, deteniéndose en lo efímero y en lo aparentemente insustancial, sin ninguna finalidad obvia. Cualquier motivo cotidiano, cualquier observación o cualquier reflexión tienen cabida aquí hasta el extremo de que, en muchos casos, parece que lo que escribe, en su desorden, no tiene otro soporte más que el propio papel sobre el que está escrito.
Walser en los últimos años de su vida escribió esta colección de 526 textos en hojas sueltas, en trozos de papel de distinto formato, con lápiz, subrayando así su deseo de no dejar un rastro permanente, y con una caligrafía minúscula que hacía casi imposible su lectura. Tras un minucioso y largo trabajo los editores Bernhard Echte y Werner Morlang lograron descifrar estos personales, libres, imaginativos e íntimos escritos.
Estos Microgramas, que Walser escribió probablemente por su necesidad vital de escribir pero sin ninguna intención de publicar, se editaron tras su fallecimiento. Robert Walser que quería ser olvidado, escribió pasajes difíciles de olvidar. Ambas cosas le distinguen de muchos de los escritores actuales que se muestran conspicuos y pretenden ser considerados brillantes cuando su único mérito es controlar los medios de comunicación y tener la habilidad de estar siempre en el centro de las miradas. Quizás por lo incomprensible del mundo, por la incoherencia del amor, por lo absurdo del reconocimiento social, quizás por comprender lo efímera e insignificante que es la existencia del hombre, tras sufrir episodios de ansiedad y alucinaciones, Walser, que pensaba en su vida como un fracaso, decidió voluntariamente ingresar en un manicomio y así, en distintas clínicas psiquiátricas, pasó sus últimos veintiocho años.
Escrito a lápiz. Microgramas (3 volúmenes)
Robert Walser
Traducciön:Juan de Sola Llovet y María Condor
Siruela, 2012
Robert Walser
Traducciön:Juan de Sola Llovet y María Condor
Siruela, 2012
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